miércoles, 3 de junio de 2015

Volver

Y vale la pena volver, vale la pena abrir de nuevo los ojos. Poder ver esa mirada intimidante que llena la mía de infinito cariño, que llena de risas mis días, que hace que yo le sonría. Lo logró, entró, llegó y ahora espero que su estadía sea eterna mientras dure. Y que dure lo necesario, lo justo y preciso.

Qué ganas tan lindas de escribir y llenar de letras un espacio en blanco, llenar de nombres la palabra "Mi" y solo él comprende lo que hoy escribo. María le da gracias infinitas a la vida por llegar a su vida, le da gracias por el poco tiempo que ha permanecido y por las ganas increíbles que tiene de estar y ser, mucho tiempo más. Gracias por los pocos cigarrillos pisados y los muchos dulces reprochados, las cervezas compartidas como si fuesen jugo de mora, los regaños provocados, las preocupaciones causadas sin intención, los "perdón" siempre tan sinceros, los dolores acompañados, las angustias compartidas, las energías de luz, las peleas intensas, los besos aún más intensos y los abrazos eternos.

Que sean quince minutos, quince horas, quince días, quince meses, quince años, quince siglos... quince eternidades que la vida quiera que yo permanezca entregando quince almas, quince corazones, quince besos, quince abrazos, quince maneras de pensar. Que sean quince las veces que se piense dejar, alejar e ir. 

Que sean quince veces quince.
Quince veces gracias.
Quince elefantes se balancean leyendo quince veces esta manera de volver.

domingo, 3 de mayo de 2015

Soleil, la luz que humedeció mis ojos

Sabes que tienes que escribir cuando algo te hace llorar, reír, vivir. Y hace tanto tiempo que no escribo, aunque esté viviendo y riendo como nunca antes lo había hecho. Ayer era sábado, ese día casi siempre insoportable, el típico día en el que uno busca qué hacer. Pero yo había ahorrado mucho tiempo para ir a Corteo, y mis amigos eligieron el día sábado para vivirlo.

Logré, al igual que muy pocos, entrar al lanzamiento de la carpa, entrevistar al Productor General del Soleil y justo cuando pensaba que no podría ser más feliz, entré a la función, 8:00pm. No hay nada más especial que disfrutar un espectáculo tan increíble al lado de alguien que vive y siente como tú, que sabe lo que es admirar, dibujar, pintar, actuar, cantar, tocar. Y yo lo hice, teniendo la certeza de que sería una de las mejores decisiones tomadas hasta ahora.

Pero es que fue un show tan único que no existen palabras precisas para describir lo que se sintió o vivió, pero hoy, justo aquí, intentaré hacerlo. Advierto: No prometo nada.

...

Un telón que cubría el escenario estaba justo en la mitad: eso fue lo primero que me hizo llorar; la silla que me ponía justo en la mitad donde nada me impedía ver la escena,  las crispetas y gaseosa que mis amigos compraron para comer, porque YO. Empezó el show, apagaron las luces y únicamente se iluminaba el escenario, se levantó el telón y aparecieron los ángeles, cuyas alas blancas eran como esas que uno sí se imagina cuando cree en las hadas.

Los artistas tenían un nivel tan alto, que yo solo pensaba en la cantidad de veces que se tuvieron que caer para poder entrar a formar parte de tal show, distintos idiomas, música en vivo y el personaje principal que mantenía un acento 'argenticolombopaisa'; nunca supimos de dónde venía pero a todos sorprendió con su juego de 'pelota' entre Santa Fe y Millonarios, en el que recordé y reí como típico de una mujer que no sabe nada de fútbol, pero que disfruta.

Los aros, las varas, las escaleras, los payasos, el violín, los caballos, el cirquero, el miniteatro, las máscaras, las bailarinas, la tramoya, la pelota de golf, las mujeres, los hombres. Todo tan impactante, sorprendente e inigualable. De esos eventos que terminan y uno dice: "Pagaría lo mismo y hasta más por volver a verlo".

Eso sin contar a Valentina, la miniactriz, más 'mini' que yo, cuyo talento explota hasta el cielo y más allá, que entre 6 globos púrpura volaba de un lado a otro siendo la más feliz y única del planeta Soleil, siempre fiel a su acompañante, siempre fiel al arte que nunca quisiera dejar. Y su impresionante puesta en escena de Romeo y Julieta al lado de otro miniactor, cuyo talento fue la ternura y pasión. Éste, el momento más elegido, el favorito. Éste, el que hizo llorar.

Y para culminar, un cuadro especial de dos personajes que se encontraban entre telas, entre risas, sueños, visiones y tristezas. Se soltaron, la dejó volar, la dejó ser... Y él solamente observaba, la anhelaba, se veían y reían; hasta que quisieron volar, ser, ver y reír juntos, con los pies en la tierra. Y sí, beso. Dulce beso. Ahí está: la segunda vez que lloré.

La cantidad de detalles grandes y pequeños que hubo, hoy no escribo porque solamente quiero guardar en mi memoria, pues soy la persona más egoísta como con todo lo que he ido a ver. Pero, finalmente salieron al escenario y también al cielo, todos los personajes. Ángeles, bicicletas, malabaristas, payasos, animales, músicos, actores, cirqueros, ARTISTAS. Encendieron las luces, sus sonrisas nos miraron desde allí, aplaudimos hasta que las manos comenzaron a doler y la luz se movió por toda la carpa. Dos horas y media de placer, único placer y satisfacción. Me levanté, cerré los ojos y vi a Soleil, la luz que humedeció mis ojos.

martes, 31 de marzo de 2015

Caín, el hermano que asesinó únicamente sobre el escenario

Era una tarde fría y lluviosa de sábado. Sí, sábado; cuando lo conocí. Fue hace 7 años, en septiembre y desde ahí, muchos profesores, amigos, conocidos y enemigos hemos tenido en común. Lo vi por primera vez en un ensayo de "El niño del helado de chocolate", esa obra de teatro que hizo que por primera vez compartiéramos un escenario. Su cabello es castaño claro, su voz es gruesa y me hace recordar un violín, su sonrisa es su mayor característica y su alegría es de las más puras que se puedan ver, su nombre es Javier, como cualquier otro, pero su historia es distinta y única, justo como sus ojos.


Él no eligió la actuación, la actuación lo eligió a él, y fue a través de la televisión aunque conoció el teatro a los diez años cuando protagonizó una adaptación de "El Principito", cuyos libretos se los ayudaba a estudiar su hermano. Se define a sí mismo como "el actor de una familia de músicos", mientras observa concentradamente el cuadro "El grito" de Edvard Munch. La veterinaria es una de sus otras pasiones, estudió esa carrera y la ejerció durante un tiempo en Bucaramanga y Bogotá.


Recuerda con nostalgia que estaba grabando una telenovela del Canal Caracol hace ocho años: "El vuelo de la cometa", cuando su, ahora amiga, Natalia Bedoya le preguntó dónde estudiaba actuación y él, apenado, respondió: "La verdad, nunca he estudiado actuación". Esto lo hizo recapacitar sobre su necesidad de estudiar y decidió inscribirse en la academia Navia Artes Escénicas en el año 2007, donde estudió 3 años. Paredes pintadas, una casa grande dos pisos, un salón de espejos, un equipo de sonido de color negro, unas máscaras colgadas y una repisa llena de premios artísticos lo entusiasmaron.



Yadira Sánchez Cóccaro fue su primera profesora, quien le ordenó preparar un monólogo clásico durante media hora a él y sus otros compañeros en su primera clase de actuación. Es ahí cuando se da cuenta de que el empirismo no es suficiente. Fue la primera vez que lloró por esta pasión y recuerda con lágrimas las palabras que Yadira le dijo al finalizar la clase: "Si tú quieres ser actor, debes ser disciplinado. En la actuación no importa lo que tú hiciste hace veinte años, importa lo que estás haciendo ahora", palabras que nunca olvidó.

Se recuesta en el sofá y abre la cortina para recibir el sol en su cara y entre risas me cuenta varias de sus experiencias en el mundo artístico siendo homosexual. Se considera un "hombre, gay, heterosexual". Con una sonrisa expresiva en su rostro, explica que es un hombre de nacimiento, con orientación homosexual al que le gustan los heterosexuales. 


Cuando era niño le gustaba una niña del jardín, cuyo nombre era Claudia, a quién culpa de su orientación sexual sarcásticamente, y a quien recuerda aún con mucho cariño. Su primer novio lo tuvo a los 14 años cuando estaba en el colegio y así mismo, afirma que siempre sintió un gusto y preferencia hacia los hombres. "Nosotros creemos en un momento que somos las únicas personas que somos gays, nos sentimos como un bicho raro y en una sociedad moralista, llena de prejuicios, que todo lo critica, hay un momento en la vida en que se genera en ti una introversión y tú piensas: ¿Qué es esto tan raro?".



Sus expresivos ojos verdes se notaban avergonzados al sentir todas estas emociones, y fue ahí cuando sintió la necesidad de acabar con lo que él llama "clóset mental" y aceptarse a sí mismo antes de esperar que la sociedad también lo aceptara.



Con tantas palabras por decir, una voz temblorosa y suave, sentimientos encontrados y recordando a sus amigos y amigas transgeneristas, transexuales, lesbianas, gays, travestis e intersexuales que han sido rechazadas por su preferencia sexual, afirma que se necesitan oportunidades de trabajo que realmente cambien la mentalidad de la gente. "Que existan actores y actrices abiertamente LGBT de pie en un escenario  y al frente de una cámara. Sucede en el mundo, incluso en nuestro país. Eso necesitamos los artistas: oportunidades de trabajo. Poder ser lo que quieras, pero que en el escenario lo demuestres todo. La educación y el trabajo es un derecho que muchas veces no generamos, y a eso debemos apostarle: oportunidades laborales y sensatas".


Endry Cardeño es su gran amiga, a quien admira por ser una excelente actriz que rompió esquemas y rescata su excelente labor como figura pública que defiende sus derechos a nivel laboral y artístico en el medio. "Cada vez que una figura pública sale del clóset rompe un mito más, y esto logró Endry".

Nunca le han negado un empleo por ser homosexual y tampoco ha sentido un rechazo por su orientación sexual. incluso afirma que algunas veces se ha ganado más empleos por esto. "En el mundo actoral, la misma sensibilidad permite que haya personas LGBT, pues nosotros nos escondemos aquí porque podemos expresar y sentirnos justo como somos". Es allí cuando el arte se convierte en su Katharsis, esa dulce sensación que hasta ahora, no ha querido dejar atrás y que siempre lo libera de sus cargas positivas y negativas.
Sin embargo, tras unos minutos de silencio, recuerda con un poco de rabia a un mánager que hace un tiempo le recomendó que si tenía pareja, terminara su relación, pues no estaba bien visto que un actor fuera gay y esto le quitaría muchas oportunidades. Esto lo hizo darse cuenta de que el hecho de ser homosexual no tendría por qué influir en su talento o su capacidad laboral. Se llenó de poderes sobrenaturales y desde ahí, al salir a un escenario forma parte de un trance en el que expresa al público su personaje y demuestra su talento para pertenecer a las tablas; y allí sigue, sin dejarse derrumbar.

"Caín", ha asesinado más de dos veces pero sobre un escenario y frente a una cámara. Así le dicen de cariño sus amigos, aunque nunca le haya hecho daño a alguno de sus hermanos. Es un luchador incansable, actualmente Concejero Consultivo LGBT por el Derecho a la Salud y el Trabajo y apoya todas las causas sociales que protegen y garantizan el respeto a los derechos de las personas LGBT. Tiene un colectivo teatral llamado "3D PRODUCCIONES" del que, por casualidades inquietantes, he formado parte desde hace un tiempo. Además de dirigir, cumple una labor de inclusión, en la que no existe ningún tipo de rechazo.
Y es que su labor como concejero lo ha llevado a conocer muchas más historias que cada día le demuestras las distintas maneras de ver el mundo, ansía que su fuerza y valor, a pesar de las críticas que ha recibido su labor, prevalezca en su esencia para poder seguir defendiendo sus derechos como una persona homosexual, un hombre más, una persona más.
Finalmente, mi mirada fija y mi voz sonriente le susurra: "Gracias", mientras él se pone su chaqueta de jean, alista unos papeles de una reunión, toma su celular y luego de unos minutos de silencio, con nostalgia y alegría sincera adquiere valor para decirme: "No, gracias a ti".


jueves, 26 de febrero de 2015

Cabronas ganas.

¡Qué cabronas ganas de escribir esta noche! 

Estoy tan plena y feliz que siento que nada me falta, todo me llena y me absorbe de una energía tan pura y clara que a mi alrededor sólo puedo ver felicidad y armonía. Pero hoy me dio por extrañar, siendo así de feliz, Yo definitivamente escribo para que me leas, yo leo para que me veas, yo hablo para que me escuches. Esto se merece una entrada más en mi blog, aunque no estés seguro de si es o no para ti. ¡Ya lo puedes confirmar!

Y espero que hayas entendido.

Síguele regalando al mundo sonrisas, de esas bonitas que iluminan mi universo, tu lugar, mi lugar.
Sigue llenando de amor y pasión los corazones eternos y bonitos. Los más rojos, verdes, azules, morados y con arcoiris pintados, flores amarillas y dientes blancos. Sígueme llenando a mí y a todos de esa energía tan pura que cada uno tiene. Porque yo sí creo en eso, en el poder de tu mente, de mi mente. Sígueme regalando sonrisas porque son mis detalles favoritos y sigue haciendo al mundo feliz, llénalo de imágenes dulces y colores y síguete fijando en cada atardecer hermoso que el cielo te regala... de esos que salen a las 6 y media en pleno esplendor de Bogotá,  pues aunque el trabajo ahora no me permita disfrutarlo tanto, siempre será mío y también tuyo, y de esos amantes solares.

Y para concluir, sigue dudando sobre tu existencia entre palabras de esta entrada, sigue leyendo, agarrando, observando, comiendo, analizando, durmiendo, pero sobre todo sonriendo - me.

Que arte del placer a las letras nos siga uniendo.
Siempre gracias.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Adiós 2014

Cada año tiene una satisfacción distinta, mi deseo para este año era una... que no logré, pero tan deseada.... cuyas razones aún no entiendo. Este 2014 fue el año más trabajador que he tenido hasta ahora, el más llorado y el más muerto de la risa. Conocí personas increíbles que me apoyaron, me llenaron y me hicieron pasar momentos inolvidables. Pasé la mitad del año sonriéndole a alguien... fui a teatro, y a diferencia del año pasado fui a cine, solo dos veces y por su elección....bailé mucho y comí helado de tres leches. Entregué regalos de cumpleaños que nunca me imaginé dar, fui sola a teatro por una única razón, me gocé el Festival Iberoamericano de Teatro como nunca antes, fui feliz yendo a ver La Veritá, lloré de felicidad arrullando estrellas con Zoé, tuve amistades que resultaron no serlo y lloré mucho por eso, cambié, crecí (aunque no de estatura), estuve en muchas entrevistas de trabajo, me insultaron en las puertas de un grado, varios "hombres" me mintieron para conseguir algo que al final, no consiguieron, fui testigo de dos hombres "peleándose" por mí, leí muchos libros, fui a la noche en blanco, fui a cuenteros, pasé noches en vela leyendo, aprendí a editar (aunque sigo en el proceso), canté, hice teatro, lloré de la risa, lloré de tristeza, me hice tía y ahora soy la más feliz del mundo, conocí personas lindas que me acompañan y permanecen, valoré cosas que antes no valoré, compartí mucho con mi familia, viajé, me arrepentí de errores, me emborraché, me enfermé, me jodí un dedo, me inyectaron, fui a urgencias, perdí tres kilos, los recuperé, perdí dos, cumplí 20 años, recibí sorpresas, nunca olvidé las fechas importantes... Muchas personas cercanas se fueron, me dejaron, murieron, otras estuvieron en riesgo y las demás... ya no están.
GRACIAS A LA VIDA, QUE ME HA DADO TANTO. QUE ME REGALÓ ESTE AÑO, que pensé sería difícil y complicado y no me equivoqué. Gracias a Dios por no abandonarme y llenarme de paz y armonía, por llegar a mí a través de dulces ángeles que puso en mi camino que me hicieron sonreír, llorar, querer, disfrutar, bailar, actuar, besar, abrazar...

Me quedo con los buenos momentos, las buenas noches, las soleadas tardes, las eternas mañanas, las ricas madrugadas, las personas más lindas de mi mundo, las ciclovías, los paseos, las obras de teatro, las dos películas en cine, la compañía eterna de mis amigos y sus NUNCA decepciones. Me quedo con haber aprendido a soltar, a dejar ir lo que se quiere ir, y a comprender que cada cosa cumple su ciclo en mi vida. Me quedo con las grandes noticias de los dos últimos meses, los méritos y logros alcanzados, las cartas y fotos lindas, las risas encontradas y la felicidad eterna.

Gracias 2014, feliz año de aprendizaje, dulzura, amor, amistad y alegrías.

domingo, 21 de septiembre de 2014

La mejor noche para arrullar estrellas



Era un día de marzo, sí… marzo: mi peor mes del año, cuando me enteré que Zoé vendría a Bogotá por su gira del Programatón. Tenía que hablar del tema con alguien que amara tanto a esta banda como yo: Camila, que me dijo “¡Me muero, tenemos que ir Mariale!”. Ese día dijimos que haríamos lo que fuera por ir. Desde ahí duramos 4 meses mirando todos los días en la página oficial de la banda a la espera de la venta de las boletas. JULIO: Llegó el gran día: Tu boleta anunció oficialmente la preventa de las boletas para Zoé – Programaton 2014. Tuvimos que endeudarnos para comprar las boletas rápidamente antes de que nos salieran más costosas. Dos días después Camila salió emocionada a comprar la suya y descubrió que no había PLATINO, estuvo a punto de no comprarlas, pero me llamó y yo le dije “Así sea general, vamos”. La compró y una semana después, yo compré la mía. PASARON DOS MESES en los que tuvimos parciales, trabajos, exposiciones y mil cosas de la universidad que preparamos al ritmo de nuestra banda favorita, estábamos muy felices. Llegó SEPTIEMBRE: Conteo regresivo, nos encargamos de que todo el mundo se enterara de que estaríamos a pocos metros de nuestro amor platónico: León Larregui, sí: el de las dos. Fastidiamos a dos amigas que no podrían ir, Camila convenció a un amigo para que fuera cuando faltaban pocas semanas para el concierto, adelanté trabajos el fin de semana anterior para no hacer nada ese día y solo preocuparme por irme a hacer la fila para tener un buen lugar. Y apareció la semana del 8 de septiembre, una semana estresante y acelerada: me robaron, tuve ensayo a último minuto, monté una obra nueva para pasarla a una convocatoria de un festival, muchísimos trabajos de la universidad, fui a terapia, trabajé, leí, me aprendí de memoria el monólogo de Segismundo de La vida es Sueño, me pagaron, vendí gomitas; en pocas palabras: solo quería que llegara el MIÉRCOLES 18 DE SEPTIEMBRE para arrullar estrellas y tener una noche hermosa llena de calma y armonía. El martes de esa semana me sentía muy relajada y generalmente mis semanas no son así, siempre tienen algo de acelere de último momento. Sin embargo, aproveché para dormir. Me despertó el director de mi grupo de teatro que me informó que debíamos ensayar la obra de teatro que habíamos montado pues había sido elegida para hacer parte del festival. Recuerdo que me dijo “Mañana hay ensayo de 6 a 9pm y es inamovible” a lo que yo respondí: “Jueputa, yo mañana tengo el concierto de Zoé”. Tal vez su cariño hacia mí y los esfuerzos que hice para adquirir esa boleta, lo hicieron decidir: “Está bien, ensayamos de 2 a 4”. MIÉRCOLES: A las 5 de la mañana, Camila y yo estábamos saludándonos por whatsapp diciendo: “¡Es hoy!”, nos levantamos con una sonrisa gigante en la cara, incomparable, insuperable y única. Nos mostramos la pinta que llevaríamos al concierto, guardamos la boleta y salimos a la universidad, tuvimos clase pero ninguna de las dos podía concentrarse, solo contábamos las horas que quedaban para tener a León Papasito Larregui cerca, fuimos a almorzar cerca, comenzó a llover, el día estaba muy triste, terminamos y yo tuve que irme a ensayar, ella se adelantó con nuestro otro compañero: Edson, a hacer fila desde temprano y adquirir un buen puesto. Me mojé un poco, llegué al ensayo y a las 4 en punto salí, llamé a Camila y me dijo que no había afán, no había tanta gente así que era mejor que tomara un bus. Así fue y media hora después, estaba de pie al frente del Palacio de los Deportes con ellos haciendo fila mientras escuchábamos a Superlitio que hacía prueba de sonido cantando ‘Viernes otra vez’. A mi lado se puso de pie una señora que vendía mazorcas, a lo que pensé: “La odio”, le compré una y comimos, Camila y yo estábamos aburridas y sentadas en el pasto así que nos comimos un De Todito, sí… volvimos a comer. El tiempo pasaba y pasaba, a eso de las 5 y media de la tarde el atardecer llenó el cielo de un color hermoso y lo teníamos justo al frente, todos lo admiraban. Edson sacó la cámara y le tomó muchas fotos, yo saqué mi celular e hice lo mismo pues era un regalo que tenía que hacer antes de que se escondiera. A las seis de la tarde le dieron entrada al público, entramos, nos entregaron unas escarapelas y salimos corriendo a hacer la fila, nos quejamos de lo larga que estaba cuando “¿Marica qué hacen acá? Esta es platino, general es al otro lado”. Edson y yo corrimos y cuando por fin logramos entrar, nos sentamos en las gradas justo al frente del escenario donde nada nos impediría ver a Zoé. Esperamos dos horas, hablamos, reímos, bajamos al baño, buscamos una toma de corriente para cargar los celulares que, a propósito, nunca encontramos. 8pm: empieza a tocar Superlitio, nos emocionamos pero no era lo mismo. Edson estaba emocionado cantando todas las canciones mientras Camila y yo gritábamos “¡Canten TE LASTIMÉ!” y así pasó una hora y media más. Llegaron los 15 minutos más largos de mi vida, esos que pasaban justo antes de que saliera León y su banda, yo temblaba, sentía la misma sensación de nervios que siento cuando estoy en alguna obra de teatro, comenzó el ataque de ansiedad, la risa, el miedo, el afán. Las luces se apagaron y salieron, cuando lo vimos no pudimos evitar que una lágrima saliera de nuestros ojos y yo pensaba: Jueputa, qué emoción, estoy muy feliz. Comenzaron a cantar y entonces esas dos horas que siguieron se convirtieron en unas de las más lindas que he vivido hasta ahora, las canciones que cantaban eran del último disco. Las luces eran increíbles, el sonido era perfecto, la voz de Larregui era hermosa, la energía del público era la mejor. De pronto, comenzaron a sonar más canciones viejas, la primera fue “Nada”, los recuerdos me invadieron, me llenaron de nostalgia y terminé llorando y cantando a grito herido. Nosotros nos íbamos emocionando cada vez más porque cantaba las clásicas, las buenas, las que ninguno de los tres esperábamos como “Paula” cuando sacó su guitarra y cantó esa dulce versión acústica, luego cantó la principal del Programatón: Arrullo de estrellas… la banda terminó de cantar, se despidieron y salieron. La gente comenzó a gritar: ¡Olé, olé, olé, olé… Zoé, Zoé! Y los hicimos volver, entró León con un cigarrillo en la mano y una ruana puesta, una bandera de Colombia que decía ZOÉ y estaba muy emocionado, bailaba de una manera muy llevada y nosotras solo decíamos: “Es perfecto, míralo, es divino”. Yo grité: “LEÓN DAME TU LARREGUI”. Cantó otras clásicas: Soñé, Luna, Miel, Labios rotos, Poli y finalizó con una gran canción: Love. Lágrimas de nuevo. Se despidieron y salieron, ninguno decía nada: todos mirábamos hacia el frente, teníamos un dolor de garganta terrible, nos quedamos en shock, yo abracé a mis dos amigos, estaba feliz de haber compartido esa experiencia tan linda y tan única con ellos, definitivamente eran muy buena compañía para cualquier concierto, pensaba que había valido por completo el esfuerzo que hice para comprar la boleta, no me sentía cansada, no tenía hambre, ni sueño, estaba muy feliz. Miré la hora: 11:30pm, sin duda era la hora perfecta para haber terminado de arrullar estrellas.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Ya era tiempo de escribir

En medio de tanta guerra, tanta tristeza, tantos tragos amargos que este país me ha hecho sentir ya era tiempo de escribir... Me quiero liberar de cada dolor que he sentido hasta ahora y lo cierto es que la felicidad ha prevalecido en mis hombros hasta el día de hoy y lo digo estando segura de que permanecerá por mucho tiempo más. La esperanza de que algún día recuperaré a ese amigo que cambió y nunca volverá a ser el de antes me sigue pesando mucho, especialmente en mi hombro derecho, la tensión que siento por él es absurdamente insoportable, la manera en que lo extraño es increíblemente roja... sí, roja: una mezcla entre ira y amor. Pero ese ahora no es el punto importante o al menos en esta entrada tan personal no quiero tocarlo más...Lo más lindo del mundo es que esta esperanza que está medio escondida entre mi espalda y mi pecho me enseña todos los días a confiar, a observar, a entender, a experimentar. ¡Y qué linda experiencia! pues lo mucho que lo extraño me demuestra lo mucho que lo espero. Y la felicidad, aunque él no esté, es permanente. ¡BOOM! Otro descubrimiento: Para aprender a ser feliz con alguien, debes aprender a ser feliz solo. Así la felicidad con otra persona es cuestión de elección, de dulce elección y no de necesidad, PUTA NECESIDAD. Así es la vida, se trata de caer y levantarse... mil veces, pero solo. Aprender a levantarse solo, así como caes solo, te levantas solo, aprendes a caminar solo, mueres solo, amas solo, te tientas solo. Y de eso se trata: De elegir completamente solo. Y si tu elección es ser feliz, lo serás. Luego te darás cuenta que en cada paso que das, mirarás a tu alrededor y elegirás a quién contemplar, qué mano tocar, que boca besar, qué cuerpo abrazar, qué ojos sonreír. Hoy quiero decir GRACIAS. GRACIAS  a la vida porque en el momento preciso me dio la oportunidad de elegir ser feliz, de elegir a la alegría como mi NECESIDAD y de elegir al amor como la compañía eterna y satisfacción, placer, besos, helados y mucho arte. Porque me dio esta bendita adicción a escribir y porque en cada viento que de mi boca sale mientras escribo, se va un suspirito, un suspirito de vida que llega hasta tus ojos y te llena de emoción, contemplación, nostalgia y de amor... mucho, mucho amor.